Extrait du livre El sueño de Iretirou
El sueño de Iretirou Autor Pascale Vignali Illustrasa por Justine Cunha Publicado por Le Regard Sonore Editions
Había una vez, una tierra gobernada por faraones llamada... Egipto. En ese tiempo, la figura más importante en la vida de los egipcios era el escriba... Solo él sabía leer, escribir y contar. Su escritura se componía de dibujos misteriosos llamados jeroglíficos que los escribas trazaban en hojas de papiro. Desde los campesinos hasta el faraón, todos necesitaban al escriba y sus grandes habilidades…
Iretirou (Iretíru) vivía a orillas del río Nilo. Su padre había creado el papiro más hermoso de la tierra, tan fino y fuerte que el Gran Visir lo había elegido para los escribas reales. La niña estaba a cargo de entregar los valiosos rollos al palacio. Cada vez que pasaba por la escuela de escribas, suspiraba de envidia. Iretirou soñaba en secreto con convertirse en una escriba también, pero, por desgracia... la escuela sólo era para niños...
Así que cuando tenía tiempo libre, se paseaba junto a la orilla del Nilo. Allí, escondida entre los juncos, practicaba su escritura en una tabla de madera, una y otra vez, dibujando todos los jeroglíficos que conocía… ibis, loto, sol…
Iretirou no lo sabía, pero, por un tiempo, una presencia traicionera la había estado siguiendo desde el cielo. Celoso de la adoración que los egipcios sentían por su faraón, Seth, el dios del caos, buscaba formas de vengarse. Y sin darse cuenta, la pequeña niña estaba a punto de ayudarlo...
Un día, al salir del palacio, un hombre extraño se le acercó... HOMBRE : Eres la hija de Amhosis, ¿el maestro del papiro? Iretirou se llenó de orgullo… IRETIROU : Sí, él es mi padre. HOMBRE : ¡Gloria para él! ¡La calidad de su papiro es conocida en todo Egipto!
HOMBRE : ¿Podrías hacerme un favor? ¿Cómo podía ella negarse a alguien que habló tan bien de su padre? HOMBRE : Verás, yo fabrico una tinta especial, ¡es única! Me gustaría mostrársela al Gran Visir, pero soy demasiado tímido para ir al palacio. Tú que lo conoces tan bien, ¿podrías darle esta botella por mí? Unas pocas gotas son suficientes para un papiro entero... Ya lo verás, ¡el Gran Visir quedará tan impresionado que sin duda te recompensará!
Iretirou pensó. Si esta tinta era especial, el Gran Visir estaría tan feliz que tal vez le permitiría ir a la escuela de escribas. Esperanzada, aceptó. De inmediato el hombre se alejó, desapareciendo tan rápido como apareció.
