Extrait du livre El Cedro y la Paloma
El Cedro y la Paloma Autor Pascale Vignali Illustrasa por Justine Cunha Publicado por Le Regard Sonore Editions
Había una vez un pequeño país atrapado entre dos mundos, Líbano. Muy lejos, miles de historias flotan por el viento que susurra a través de las hojas de los cedros para alegrar los corazones de los que estén dispuestos a escuchar.
Líbano era gobernado por un emir sabio y gentil. Su esposa había fallecido hacía muchos años, y la alegría de ver crecer a sus dos hijos era su único consuelo. Nacieron el mismo día, pero no se parecían, Wael tenía el cabello dorado y los ojos del azul más profundo, mientras que el cabello de Issam era oscuro y sus ojos eran negros como la noche. El viejo emir decía con orgullo que el cielo le había dado dos maravillas, un príncipe del sol y un príncipe de la luna, dos tesoros que apreciaba mucho...
Cuando tenía que tomar una decisión importante, el emir se iba del palacio para encontrarse con un viejo amigo. Un muy, muy, viejo amigo... un árbol de cedro de tres mil años. Un día, se encontraba pensando bajo la benévola sombra de su antiguo compañero. EMIR Estoy cansado de gobernar, mi amigo. Según la tradición, mi hijo mayor debe ser mi sucesor. ¡Pero Wael e Issam nacieron el mismo día! Y ambos son dignos sucesores. Entonces, ¿cómo debería elegir? Las hojas del viejo cedro se agitaron suavemente…
CEDRO ¿Por qué elegir? ¿No son dos cabezas mejor que una? El monte Líbano tiene dos lados, y aun así se unen en la cumbre. EMIR ¡Tienes razón! ¡Ellos gobernarán juntos! Podrán confiar el uno en el otro, y eso es bueno... porque el trono puede ser muy solitario. El Emir pidió a sus dos hijos que fueran a verlo…
EMIR Hijos míos, mi juventud está lejos de mí ahora... y espero con ansias unirme a mi querida esposa en los jardines del cielo... Deberán tomar mi lugar. Issam, te confío el Norte de nuestro hermoso país. Wael, tendrás el sur. Sean buenos y justos. Y, sobre todo, nunca olviden que son hermanos, como los dos lados de nuestro amado Monte Líbano... El viejo emir les hizo prometer que tendrían un consejo una vez al año a la sombra del cedro para recordar sus solemnes promesas. Hecho esto, finalmente se sintió listo para su viaje final...
Al principio, Wael e Issam respetaron fielmente la promesa que le hicieron a su padre. Pero luego, poco a poco, ocupados en sus caminos separados, se alejaron cada vez más. Todavía se encontraban una vez al año bajo el viejo árbol de cedro, pero finalmente, la desconfianza sobrepasó su seguridad. Cada hermano temía que el otro quisiera tomar su mitad del país... Hasta que un día...